El nuevo anuncio de 500 euros exentos de cotización es en realidad un recorte muy sustancial de la antigua tarifa plana de 100 euros al mes.
George Orwell siempre alertaba sobre el ‘doublespeak’ de los Gobiernos, el hábito por el cual manifiestan una cosa pero en realidad quieren decir todo lo contrario. Pues eso mismo ha hecho este martes Mariano Rajoy con la tarifa plana para incentivar la contratación. En lugar de aumentarla, en realidad la está recortando para todos salvo para los salarios por debajo de 925 euros. Veamos los números.
El Gobierno ha anunciado que los primeros 500 euros de salario estarán exentos de cotización en cualquier contratación indefinida que se realice. Y esta medida sustituye a la tarifa plana de 100 euros al mes que caducaba en diciembre y que el Gobierno decidió prorrogar sólo durante tres meses.
La todavía vigente tarifa plana consiste en que un empresario abona 100 euros al mes sea cual sea el salario de la nueva contratación siempre que lo mantenga empleado durante tres años. Lo cual implicaba que un salario alto se beneficiaba muchísimo porque la empresa podía ahorrarse hasta 600 euros al mes. Cuanto más elevada fuese la retribución, menos cotización abonaba el empresario, alcanzando ahorros de hasta el 90 por ciento de la cotización. En cambio, para un sueldo bajo el empresario tan sólo eludía el pago de la mitad de la cotización, una ratio significativamente menor que en el caso de una retribución alta.
De acuerdo con el consenso académico, este incentivo estaba mal diseñado porque suponía una subvención a los salarios más altos, precisamente aquellos menos sensibles al coste salarial. Es decir, si hay que fichar un ingeniero, el sueldo importa menos a la hora de contratarlo.
Bajo el nuevo esquema que ha anunciado Rajoy, una empresa que contrate a alguien que cobre menos de 925 euros disfruta de una ayuda ligeramente mayor. En concreto, para una cotización de 200 euros al mes, la empresa desembolsaría unos 80 euros en lugar de 100. Por el contrario, los demás salarios salen perdiendo. En el supuesto de una remuneración de unos 3.000 euros, la rebaja de la cotización es ahora del 10 por ciento en vez del 90 por ciento anterior. Es decir, Rajoy en realidad ha anunciado un recorte de la tarifa plana al tiempo que la fomenta un poquito para las retribuciones más reducidas. De hecho, con este nuevo diseño en principio el Gobierno se ahorrará bastante dinero respecto a la difunta tarifa plana. O lo que es lo mismo, la Seguridad Social podrá ingresar algo más fruto de las nuevas contrataciones.
Dicho esto, la nueva iniciativa conlleva otro problema. Cierto es que a un mileurista se le rebaja la cotización casi a la mitad. Pero también se crea un incentivo para que se pague poco en A y el resto en B, una práctica muy habitual en España. Se crea un muro que la picaresca enseguida puede aprovechar. Por eso, el Gobierno tendrá que cuidar mucho su aplicación.
Habrá que esperar de todos modos a la letra pequeña de la propuesta, porque las condiciones que se impusieron a la tarifa plana han limitado mucho su uso. A pesar de la sustancial rebaja ofrecida, sólo uno de cada cuatro contratos se acogió a ésta en 2014.
Fuente: vozpopuli.com