Alten, una firma especializada en servicios de consultoría e ingeniería tecnológica, ha protagonizado una de las maniobras de Recursos Humanos más exótica que se recuerda. El caso es que la empresa presentó el pasado 18 de diciembre un ERE que supondría el despido de 150 de los 1.350 trabajadores que tiene la firma en España.
Hasta aquí, todo más o menos normal. La compañía, que tiene como una de sus principales líneas de negocio la provisión de servicios tecnológicos a las administraciones públicas, justifica el ajuste de plantilla por causas económicas, derivadas de las pérdidas registradas en ejercicios anteriores y de la disminución de la facturación, debido a «la fuerte caída de la demanda de servicios por parte del sector público».
Los trabajadores, por su parte, niegan que la situación económica sea tan mala, alegan que ya se realizó un ajuste laboral en julio de 2012 y negocian todo lo posible para conseguir suavizar las condiciones del ERE. Pero lo más curioso, según publica La Información, es que 20 días después de plantear la regulación de empleo a sus trabajadores, cuando apenas habían comenzado a negociar, Alten decidió colgar en las principales páginas web de empleo del país 81 ofertas de trabajo.
A los trabajadores les queda ahora la opción de plantear una demanda colectiva ante los tribunales de justicia, que no paralizaría los despidos planteados pero sí podría desembocar en una declaración judicial de nulidad que obligaría a readmitir a los trabajadores.