La economía española entra en una nueva fase. La recesión quedará atrás en este tercer trimestre. Sin embargo, y aquí está la paradoja, apenas se crearán puestos de trabajo, lo cual es compatible con el hecho de que los niveles de desempleo tenderán a bajar.
La causa de esta aparente contradicción tiene que ver con dos factores que han coincidido en el tiempo. Por un lado, hay que tener en cuenta la reducción de la población activa -los ocupados más los parados que buscan empleo- debido a la salida de inmigrantes y de nacionales de España en busca de una ocupación, pero también por el llamado ‘efecto desánimo’ (los parados de larga duración desisten de seguir buscando un empleo porque carecen de incentivos). El otro factor hay que vincularlo al hecho de que tradicionalmente el segundo trimestre de cada año es el que tiene mejor comportamiento desde el punto de vista de la ocupación por razones estacionales.
El resultado de esta combinación de factores se traducirá en que este próximo jueves la Encuesta de Población Activa (EPA) reflejará que el paro cae de forma importante hasta situarse de nuevo en el entorno de los seis millones de desempleados (ahora hay 6.202.700 parados).
O dicho en términos relativos, según las estimaciones de la patronal de empleo temporal (Asempleo) y AFI (Analistas Financieros Internacionales), la tasa de paro “podría haber cedido cinco décimas” -hasta el 26,73%- entre abril y junio. Se trata del recorte más importante desde que comenzó la crisis, y pone de relieve que algo está cambiando en el mercado de trabajo. Sin embargo, no es la primera vez que esto ocurre. En 2010 sucedió algo parecido, pero un año más tarde la economía entró en una segunda recesión.
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