Opinión: ¿Es realmente el empleo el gran problema de España?

Problemática. Empleo

La cifra de personas con empleo descendió en la zona euro un 0,5% y un 0,2% en la Unión Europea a lo largo del primer trimestre de 2013 en comparación con el último trimestre del año anterior, según datos oficiales de Eurostat.

En España, el empleo sufrió un descenso del 1,3 % en el primer trimestre de 2013, o lo que es lo mismo, los datos de empleo son un 0,8% peores respecto del resto de los países miembro de la zona euro y hasta un 1,1% respecto del resto de países miembros de la Unión Europea, situándose así entre los países con una menor tasa de empleo, seguido de países como Grecia (2,3%) y Portugal (2,2%).

No obstante, el dato más relevante a la vez que preocupante radica en que si atendemos a los datos recogidos por Eurostat sobre empleo en el mismo trimestre del año 2012, en España el empleo ha caído hasta un 4,3 %.

Los datos revelan que la situación de España en materia de empleo resulta cada vez más preocupante aunque no lo son menos las propuestas y alternativas de nuestro legislador, o lo que es lo mismo, nuestro Gobierno y la diversa representación política, que han venido traduciéndose a lo largo de los últimos años en un encadenamiento de reformas laborales (Ley 35/2010; RDL 10/2010 y Ley 3/2012) que si bien no solo no han fomentado la contratación, han incentivado el despido libre y casi gratuito a través (entre otros mecanismos) de la insolvencia empresarial.

La última propuesta irónicamente calificada entre las filas de sus creadores como “medida estrella” en materia de empleo, ha sido el pacto PP-PSOE, en el que ambos partidos proponen impulsar el crecimiento y el empleo, curiosamente, sin llegar a concretar medida alguna, por lo que resulta muy difícil aceptar que dicho texto tenga como finalidad poner soluciones a la grave situación en materia de empleo por la que está atravesando España.

Tras un minucioso análisis del texto (a pesar de lo difícil que resultar el análisis del aire), encontramos diversos ejemplos que permiten concluir que se trata de una mera declaración de intenciones, que no concreta ni propone solución o alternativa alguna cuyo objetivo se encuentra muy lejos de la creación de empleo o al menos de la mejora del mercado laboral en España.

A modo de ejemplo, del texto se desprende el deseo de ambos partidos por “impulsar el papel de los agentes sociales, favoreciendo su consulta y participación”, propuesta absolutamente contraria a la indeseable conducta a lo largo de los últimos años por los distintos gobiernos, quienes imponían distintas reformas en el ámbito laboral a través de la figura del Real Decreto sin previa consulta ni participación con el resto de formaciones políticas, sindicatos, asociaciones y otras organizaciones.

Otro ejemplo, la liberalización del mercado laboral a través de propuestas legislativas pendientes del Acta de Mercado Único I y II, que a pesar de la utilización de eufemismos a lo largo de todo el texto, se desprende la pretensión de una mayor liberalización del mercado laboral.

Como último ejemplo, se propone facilitar el crédito a las PYMES a través de entidades bancarias, situación que quien suscribe pensaba que ese era precisamente el objetivo del rescate bancario que ya tuvo lugar en nuestro país meses atrás.

Resulta certero asegurar que el sistema tal y como se encuentra confeccionado no permite más que llevar a cabo una crítica severa (al menos aún poseemos esa prerrogativa); sistema que al menos permite, a quienes conocemos bien nuestro campo de batalla, asegurar que nos encontramos ante la representación política con mayor incultura en materia jurídico-laboral, que alza la voz a través de discursos vacíos de contenido generalista, declaraciones de intenciones que no analizan el fondo del asunto y que cuando lo intentan, lo materializan a través de pactos con ilegítimo interés exclusivamente político y a través de la figura del Real Decreto sin consenso alguno.

Mario Benedetti decía: “Acá hay tres clases de gente: las que se matan trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse”.

Y quien suscribe se pregunta, ¿Es realmente el empleo el gran problema de España?

Antonio Valenciano

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