Durante los últimos dos años, Ana María Molina Cuevas ha trabajado cinco días a la semana en una fábrica de cerámica ubicada a las afueras de la ciudad donde reside. Pero, a finales de mes, a menudo no recibió su salario. Siguió acudiendo a su puesto, intentando esconder su frustración. Si dejaba el empleo, pensaba, podría no cobrar nunca. Y, por otra parte, ¿dónde podría encontrar otro trabajo? Molina cerró noviembre con alrededor de 150 euros en su cuenta y una letra de su hipoteca sin pagar.
“Los días que cobras”, cuenta esta mujer en su casa junto a su marido incapacitado y su hija, “es como si el sol saliera tres veces. Es un motivo de alegría”.
El diario estadounidense New York Times ha utilizado la historia de Molina para ilustrar un problema que, en opinión del rotativo, es creciente en España: recibir un salario a cambio del trabajo es algo que ya no puede darse por seguro en un país que atraviesa su cuarto año de crisis.
En un artículo publicado hoy, el NYT asegura que, con las autonomías y los ayuntamientos asolados por las deudas, incluso conductores de autobuses o trabajadores del sector sanitario, que dependen de las arcas públicas para cobrar sus salarios, no siempre reciben sus sueldos.
“Muchas personas afectadas por esta situación creen que no tienen otra opción que aguantar. Pocos se atreven a identificar a sus patronos, para proteger sus trabajos y a las compañías. Tratan de arreglárselas con los cheques ocasionales o con los pagos parciales en fechas aleatorias, sin saber nunca cuando cobrarán lo que se les debe. La tasa de desempleo de España es una de las más altas de la eurozona, con más de un 25%, y pese a las reformas laborales emprendidas por el Gobierno el paro ha continuado creciendo mes tras mes”, señala el diario.
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